Kirius ha recuperado su identidad y el legado de su familia de manos del propio rey de Isgarad; un legado que tiene múltiples caras y aristas y algunas de ellas cortan. Sin Vaelmir ni Terion a su lado, sólo encontrará oscuridad, cenizas y soledad en el viejo hogar de los Brinnair. Advertido por el Ausente, su tenebroso acompañante con el que empieza a recuperar una conexión perdida, se prepara para un futuro incierto y carente de esperanza. Pronto descubrirá que la sombra de Malken, el caballero renegado que los asesinó, es más alargada de lo que creía.

Terion también regresa a su vieja patria, pero sus peores temores se han hecho realidad. Se enfrenta a una vida que detesta y a la que renunció mucho tiempo atrás, a la desconfianza del rey y al odio de su protegido por sus errores pasados. A pesar de todo, sabe que debe ingeniárselas para protegerlo de sus innumerables enemigos, confrontar a su hermano para evitar una guerra devastadora y hallar una manera de salvar a su mejor amigo de una previsible ejecución.

Mientras tanto, muy pocos son capaces de apreciar las señales que anuncian el terrible proceso que ha comenzado en Elaranne. Las hojas caen en el bosque y el poder de hombres y dioses se marchita anticipando un evento que cambiará al mundo de forma radical: el Trastorno.