El grupo que se puso en marcha con la desesperada misión de impedir la culminación del Trastorno está disgregado. Tras lo ocurrido durante el encuentro con el Maquinador, Kirius llega a la siniestra ciudad de Cabach, gobernada por el misterioso hechicero conocido como lord Aramir. Allí se enfrentará al destino que le espera en el interior del Sepharim suspendido sobre el palacio de la ciudad. El resto del grupo, afectado por la poderosa magia de los eliir, volverá a un mundo que se ha vuelto casi irreconocible e infinitamente más peligroso.

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Mientras tanto, la guerra llega a Balaeron cuando Tarkesia lanza a sus despiadados ejércitos contra el Norte. Por si fuera poco, un viejo enemigo que precede a la ventisca reaparece aprovechando la debilidad de los reinos norteños tras lo acontecido durante el Concilio de la Torre del Sol. Pronto, incluso los héroes se verán obligados a huir de la gélida voluntad que comienza a cubrir como un manto las tierras de Balaeron.

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En un tiempo regido por el poder del invierno, Kirius, Terion, Innae y los demás tendrán que lidiar con la crudeza de un mundo trastornado, asimilando las pérdidas y los sacrificios que un destino inexorable les exige. La Prisionera comienza a agrietar las paredes de su cárcel, buscando romper sus cadenas y volver al mundo. La única opción que tendrán para derrotarla será hallar la luz de la esperanza en medio de la oscuridad.

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Aunque quizá lo que encuentren no sea lo que esperaban hallar.