EL MITO DEL SALVADOR EN LA LITERATURA FANTÁSTICA: DEL REDENTOR DIVINO AL HÉROE CAÍDO
- Por Rubén H. Ernand
- 29 dic 2018
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 5 jun

A quien no se salva por sí sólo, nadie lo puede salvar
Cesare Pavese
Una vez más nos encontramos en Navidad, fechas entrañables en las que el amor, la familia y la contaminación lumínica y acústica nos asaltan y hacen que, los más cínicos entre nosotros, deseemos hacer un fast forward temporal y plantarnos ya en enero (o, ya que estamos, irnos a junio y empezar a broncearnos en la playa).
Al margen de mi espíritu a lo Mr. Scrooge, la Navidad representa algo que va más allá del folclore: el nacimiento de un salvador, un arquetipo que se repite constantemente en los mitos universales y en la literatura fantástica, especialmente en la fantasía épica.
Y antes de seguir adelante con este artículo quiero recordar que cuando se habla de religión pueden surgir susceptibilidades y malentendidos, por lo que debo recordar que todo lo que se expondrá a continuación es mi opinión, que no pretendo faltar al respeto a ninguna religión y que sólo se ofende el que está deseando ser ofendido.

¿A ti tampoco te gusta la Navidad? Toma, la vas a necesitar. Ho-ho-ho.
Porque, ¿qué simboliza la navidad sino el nacimiento y la llegada al mundo de un héroe que viene a salvarnos a todos a costa de un enorme sacrificio personal? Pensadlo bien. Jesucristo es, salvando las distancias, similar a muchos de los héroes de novelas de fantasía, y de muchos otros géneros, que hemos leído alguna vez. Evidentemente, después de más de dos milenios bajo la influencia de la cultura y la religión judeo-cristiana, los mitos del redentor están íntimamente unidos a nuestra concepción del mundo y de la realidad. Pero si los entendemos, si miramos un poco más en profundidad, podemos obtener unas herramientas muy interesantes para usar en nuestros escritos porque, como veremos, el mito del salvador trasciende a la religión cristiana y se engloba en lo que podríamos llamar mitos universales de la humanidad.
El arquetipo del redentor en la literatura fantástica: un héroe de muchas máscaras
No pretendo analizar en profundidad todos los mitos que precedieron al redentor cristiano, pero es interesante ver cómo la figura del salvador en la literatura fantástica se inspira en arquetipos universales que llevan siglos repitiéndose.
El redentor cristiano, como muchos otros anteriores, desciende de un plano divino o superior para salvar a la humanidad. Esta estructura no es exclusiva del cristianismo, sino que forma parte de los mitos fundacionales que han influido en el desarrollo de la narrativa épica y fantástica.

Yo también soy un redentor de esos, es evidente. No juzguéis a los
dioses primigenios por su aspecto. Es que sois de un superficial
que me dan ganas de esclavizaros a todos.
Las similitudes entre estos mitos de salvadores universales son muchas y evidentes. En distintas culturas, figuras redentoras nacen de madres vírgenes, son perseguidas desde su nacimiento, realizan milagros, tienen seguidores leales (como los doce apóstoles), y mueren para luego resucitar.
La lista es larga: Horus, Mitra, Krishna, Dionisio, Buda o Tammuz son solo algunos ejemplos.
Como vemos, el arquetipo del salvador en la narrativa mitológica no es exclusivo del cristianismo, sino parte de una tradición simbólica mucho más antigua que ha influido directamente en la fantasía épica y otras formas de literatura contemporánea.
Características del arquetipo del salvador en la fantasía épica
Como hemos visto, es muy interesante identificar esas constantes que se repiten de una religión a otra. Estoy seguro de que todos podemos recordar su aparición en algunas de nuestras obras de fantasía favoritas.
El salvador de la humanidad:
Quizá las cosas hayan cambiado en las últimas décadas, pero mucha de la literatura fantástica y especialmente de la fantasía épica habla de la venida (a menudo a través de profecías) de un héroe que salvará al mundo de la oscuridad. A menudo es un personaje recto, la encarnación de la luz, aunque, por fortuna, en general suele ser un simple humano lleno de claroscuros, dudas y debilidades. Este tipo de arquetipo del salvador está profundamente enraizado en los mitos universales y resuena con los lectores por su dimensión simbólica.
El niño/hombre perseguido:
Esa misma profecía, o el simple conocimiento del Mal de la existencia del salvador, provoca que sea perseguido, a menudo desde el mismo momento de su nacimiento o de su concepción. ¿Qué mejor forma de presentar el conflicto en una obra de fantasía épica que la aparición de fuerzas malignas que buscan aniquilar al héroe antes de que siquiera sepa que lo es? Este patrón es habitual en los arquetipos del héroe predestinado, y forma parte esencial del viaje del héroe en muchas sagas fantásticas.
El hacedor de milagros:
El redentor guarda en su interior un poder fuera del alcance de sus semejantes que es lo que hace que el Mal lo tema. Esta habilidad, que a menudo no controla, hace que el salvador se sienta diferente y apartado de los demás. Y, de nuevo, otro disparador excelente para que empiece el conflicto de la obra es que el protagonista descubra sus poderes. Esta es una constante en muchas historias de literatura fantástica y fantasía épica, donde el héroe descubre su don sobrenatural en medio del caos.
El líder inspirador:
Un hombre extraordinario no deja indiferente a nadie allá por donde pasa. Nuestro héroe inspira a una serie de hombres y mujeres para seguirlo y aprender de él. A veces es venerado como un semidios y otras veces es visto simplemente con admiración, o temor, por quienes le siguen. Este tipo de personaje es habitual en la fantasía heroica, donde el protagonista ejerce un papel de guía o mentor, reflejo del arquetipo clásico en las novelas de fantasía épica.
La amenaza al poder establecido:
Por supuesto los mandamases de su sociedad tampoco permanecen impasibles ante alguien tan extraordinario. Algunos comprenden que es mejor apoyar su causa, ya que el pueblo suele estar de parte del salvador, pero la mayoría lo verán como una amenaza a su poder y actuarán en consecuencia. En ocasiones recurrirán a la intriga y la manipulación, pero si sienten que ese héroe profetizado o elegido les está arrebatando parte de su poder, usarán la violencia. Esta tensión es típica en las grandes sagas de fantasía épica y construye uno de los ejes clásicos del conflicto narrativo.
Muerte violenta:
El salvador a menudo paga con su vida su papel de enviado de los dioses, o de héroe elegido, con una misión más allá de la comprensión humana. A veces será en su lucha final, como el sacrificio supremo que le lleva a dar su propia vida para que los demás puedan vivir. Otras veces serán sus propios congéneres, a través de la acción del poder establecido, quienes acaben con él. Esta temática es frecuente en las novelas de fantasía épica, donde el final del protagonista cierra el arco del viaje del héroe con una lección de redención o legado.

Que digo yo que lo de la muerte violenta de los héroes
está sobrevalorado, autores sádicos.
Descenso a los infiernos:
Esta fase del viaje del héroe representa su travesía por las tierras de los muertos, los mismos infiernos o, en definitiva, por territorio hostil y de polaridad negativa. A menudo es metafórico y se refiere a la “Noche oscura del alma” u otro momento de extrema flaqueza o pérdida absoluta del salvador. Este episodio es habitual en la literatura fantástica y se convierte en un punto de inflexión emocional dentro de la narrativa de la fantasía épica, marcando el aparente fracaso antes del renacimiento.
Resurrección y ascenso:
Al igual que el punto anterior, puede tratarse de una experiencia literal o metafórica. En este punto del viaje del héroe, el protagonista alcanza un momento de claridad total, obteniendo un conocimiento superior o revelación que lo transforma profundamente. Esta etapa suele simbolizar el renacimiento del héroe épico, más sabio y más fuerte, listo para salvar a la humanidad del Mal. Es un desenlace común en muchas obras de fantasía épica donde la evolución espiritual y narrativa del protagonista culmina en su mayor acto de poder o compasión..
Ejemplos de salvadores en la fantasía épica
Cuando pensamos en fantasía épica, todos identificamos algunos personajes que cumplen con varios de los puntos descritos anteriormente en el mito del salvador. No en vano hemos pasado más de dos mil años sumidos en un ambiente religioso-cultural basado en el mito del pecado, culpa y salvación posterior a manos de un redentor. Y, como hemos visto, antes de Cristo ya existían otros salvadores. Los autores de literatura fantástica hemos incorporado a nuestras historias estos arquetipos del héroe elegido, que no dejan de estar profundamente entrelazados con nuestra condición humana y nuestras preguntas existenciales más universales.
Veamos algunos de los personajes que han representado a este arquetipo del salvador en la literatura épica:
***Spoiler Alert***
Es posible que te destripe aspectos esenciales de las siguientes obras si no las has leído.
Aslan (Las Crónicas de Narnia):
Aslan es un león con atributos humanos (el habla, la inteligencia) y otros propios de una divinidad (es creador del mundo de Narnia, posee poderes y una sabiduría inconmensurable). Guía al grupo de héroes para que se enfrente al mal y acaba muriendo para salvarlos. No obstante, resucita poco después para luchar en la batalla en la que el mal acabará desterrado de su mundo. Es uno de los ejemplos más claros del arquetipo del redentor en la fantasía épica, representando al salvador elegido cuyo sacrificio expía las culpas de los demás.
Rand al´Thor (La Rueda del Tiempo):
Rand al’Thor es el Dragón Renacido, es decir, desde su mismo nacimiento representa la vuelta del espíritu del hombre que había salvado a la humanidad durante una guerra antiquísima. Hay varias profecías que lo proclaman como el elegido, lo que hace que el mal lo busque activamente para acabar con él. Es capaz de hacer gestas imposibles (usando el Saidin, es decir, la magia), es marcado con una suerte de estigmas en manos y costado y debe, supuestamente, dar su vida para salvar al propio mundo. Rand al’Thor es un personaje mesiánico moderno, una figura de salvador en la fantasía épica que refleja con claridad las etapas del viaje del héroe.
Kelsier (Nacidos de la Bruma):
Kelsier representa, como pocos, al redentor que viene a salvar al pueblo de un malvado tirano (el Lord Legislador) que los ha oprimido durante un milenio. Él encarna la esperanza en un mundo oscuro, con poderes alománticos legendarios. Alteró las conciencias, lideró una rebelión y, con su sacrificio, inspiró al pueblo a levantarse. Más allá de su muerte, dejó un legado tan potente que dio lugar a una religión en torno a su figura. Kelsier es un claro ejemplo de héroe sacrificado en la literatura fantástica, y uno de los salvadores modernos del género que desafían al sistema establecido.
¿Y si no esperamos al mesías?
Literariamente hablando, si tenemos en cuenta que en nuestras obras deben aparecer personajes fuertes, determinantes e interesantes para el lector, tiene todo el sentido del mundo usar el comodín del salvador que se enfrenta a las fuerzas oscuras. Pero, como todo, debe ser usado con moderación y además puede enviar un mensaje equivocado. Porque una cosa es el héroe y otra el redentor, ambos comparten muchas similitudes, pero no tienen por qué ser lo mismo. Sin ese componente de flaqueza y corrupción del resto de la sociedad, de salvación global, de sacrificio personal y de ascenso posterior, el héroe deja de ser un salvador.

Que a lo mejor si en vez de perder el tiempo escribiendo en la palma de la mano
me hubiese puesto a nadar, ya me habría salvado. Es que soy un lumbreras.
Me parece más interesante el héroe que se salva a sí mismo y, en ese proceso, sirve de espejo, modelo y reflexión para los demás. Eso, con suerte, propiciará que los demás se salven a sí mismos y de esa forman se conviertan en héroes. Porque nos han inculcado que somos como niños, que estamos indefensos, que no podemos cambiar nuestro destino y que hemos caído en desgracia; que todo esto solo lo puede arreglar alguien que vendrá a salvarnos, a completarnos, a guiarnos. Y no digo que no haya cierta verdad en esas aseveraciones, pero pensad esto, ¿y si ese mesías fuésemos nosotros para nosotros mismos? ¿No sería una experiencia liberadora pensar que el destino de tu mundo está en tus manos?
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